De forma muy elemental, aplicamos una sencilla regla aritmética y por su diferente grosor, los distinguimos y agrupamos de la siguiente forma.
Según visión transversal = tres tipos
Finos – Normales – Gruesos
Según visión longitudinal = seis tipos
Tiesos – Lisos – Agradecidos – Ondulados – Rizados – Crespos
Multiplicamos 3×6 = 18 tipos que facilmente podemos identificar.
Todas estas diferencias, según la opinión generalizada de notables especialistas, se deben a una genética desarrollada y adaptada, a las condiciones climáticas propias de cada continente.
Asia = Tiesos y lisos
Europa = Agradecidos y ondulados
África = Rizados y crespos
Naturalmente cada uno de estos tipos de cabellos, precisará de unos cuidados preventivos y si estos son adecuados evitaremos excesivos tratamientos curativos. Si a cada tipo de cabello le aplicamos las técnicas adecuadas a su naturaleza, el servicio profesional quedará más valorado. Debemos de saber crear el menú capilar adecuado.
Acompañamos un surtido de frases con referencias capilares:
La vida es muy corta como para tener un cabello aburrido.
No ando despeinada, es que mis cabellos tienen libertad de expresión.
No planches tu identidad, tus rizos te hacen especial.
Otro tipo de referencias capilares:
No tener pelo en la lengua. (Se dice de aquella persona que habla con claridad).
Tomar el pelo. (Hace referencia a burlarse de uno/a
No cortarse ni un pelo. (Define al que no se detiene ante nada)
Tirarse de los pelos. (Cuando nos domina una situación)
No tener un pelo de tonto. (Forma de expresión propia, cargada de cierta vanidad)
