La moda ya no se pone, ¡se come!
El porqué de las cosas
Modas y tendencias ¿Quién las divulga?
Esta nueva definición del concepto “moda”, aparece en un curioso artículo publicado en internet, referente a los problemas que está atravesando una importante empresa multinacional fabricante de ropa deportiva.
Detalla que la nueva tendencia en el negocio textil modifica la mentalidad de las jóvenes generaciones.
Consumimos pantalones, zapatillas, polos o cualquier otra prenda que a los dos o tres lavados la desechamos, ya no sirve, por la sencilla razón de que las marcas “low cost” presentan constantemente “modelitos” que nos parecen más “monos” y la diferencia en su precio resulta abismal.
Vemos que un polo de marca elitista cuesta unos 100€ o incluso más, y por exclusiva que parezca la prenda, por esta misma cifra tenemos la opción de comprar tres o cuatro prendas de “moda” parecidas en estas tiendas más populares. Resumiendo, con el mismo presupuesto, disponemos de más variedad en nuestro ropero.
Además, resulta más de moda, gastar en restaurantes, tapeos, cañas o viajes y puentes. Prefieren comprar un jersey de 10€ en una tienda “los cost”, y así poder irse a cenar esta noche a un restaurante de moda.
La moda es sin duda una necesidad comercial y cada sector de negocio procura mostrar con los medios publicitarios a su alcance, aquellos detalles que motiven la necesidad de comprar determinado, artículo, producto o servicio por ellos fabricado o distribuido.
Peluquería, estética, asesoría de imagen y todo el entorno profesional dedicado al cuidado del cuerpo humano, padecen la constante publicidad de los fabricantes de cosméticos, divinizando las maravillosas fórmulas de sus productos, como única solución de cualquier problema capilar, facial o corporal, silenciando las técnicas que los profesionales pueden utilizar para obtener mejores resultados y crear nuevos hábitos de consumo, alejando de nuestra mente la idea de visitar los salones profesionales.
Las modas en ropas muy informales mostradas por las nuevas generaciones, armonizan con idéntica “informalidad” en los modelos de cabellos actuales.
Cabelleras de largas medidas, sometidas a constantes agresiones de toda índole, por las aplicaciones rutinarias de toda clase de productos en el propio hogar, divulgadas constantemente en los medios de publicidad, han convertido cada hogar en un salón de peluquería.
Las peluquerías “low cost”, la necesidad de asistir a monstruosos festivales musicales, el botellón semanal, la dependencia imprescindible de poseer el último modelo de móvil, agotan el limitado presupuesto económico disponible.
Resumiendo, es moda el cabello largo, pero lo de menos es como esté peinado.
Comentarios que respetando a todos los sectores implicados expone modestamente Manuel Badía Aragonés. Enero 2019.