El cabello y nuestra piel, presentan unas características “genéticas”, que normalmente definen unos rasgos identitarios. Tenemos variedad de textos de autores muy capacitados, detallándonos minuciosamente sus funciones básicas.
Nuestra piel es altamente compleja, y su “buen estado” es imprescindible para una correcta protección de nuestro organismo. No así el cabello, cuya presencia es más decorativa, y su importancia depende del concepto valorativo de su poseedor. Prueba de ello, es la gran cantidad de cabezas “rapadas” que podemos observar, especialmente en los hombres. Moda escasamente rentable para nuestros intereses. Por el contrario, otras personas, dispensan a este apéndice epidérmico, los máximos cuidados en su conservación, situación muy positiva profesionalmente, por las periódicas visitas en solicitarnos todo tipo soluciones para cuidar su “TESORO CAPILAR”.
Diferentes religiones, basan sus creencias en las propiedades capilares, hasta el extremo de no “CORTARLO JAMÁS”, envolviendo con él la cabeza, tipo turbante, otras abogan por un “RASURADO TOTAL”. Nada tenemos que objetar a estas creencias, las respetamos totalmente. Simplemente lo exponemos como prueba de lo accesorio, decorativo, o divino, que puede suponer nuestro cabello.
La piel por el contrario, significa un imprescindible “ENVASE PROTECTOR” para nuestro cuerpo, sus variadas y precisas funciones, nos condicionan totalmente y por su aspecto, color o textura, el experto puede pronosticar problemas internos de diferente importancia.
Como observación meramente “cosmética”, precisamos la importante influencia climática, tanto en nuestra piel como cabello, así como los efectos negativos producidos por los abusos de “EXPOSICIONES SOLARES” extremas.
Debido pues a la variedad de pieles y cabellos existentes, y sus múltiples necesidades, tanto protectoras como regenerativas , animamos a todos los profesionales, para que actúen de acuerdo con muchas de las indicaciones que nos recomiendan los fabricantes de cosméticos, y es proponer siempre soluciones personalizadas mezclando productos, concentrando o diluyendo su contenido, siempre en función de las necesidades detectadas. Trasmitiendo y resaltando la “fundamental importancia” de la aplicación, asi como lo acertado en las proporciones de la “formula “ elegida, siempre acorde al problema que la piel o el cabello puedan presentar.
